Como su nombre indica, el objetivo de la Calidad de Segunda Oportunidad es permitir que una persona física, a pesar de su fracaso económico empresarial o personal, tenga la posibilidad de dirigir nuevamente su vida e incluso de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que tirar indefinidamente una losa de una deuda que nunca podrá satisfacer.
Pero no se trata solo de grandes empresas que pueden declararse en concurso de acreedores y negociar sus deudas.
“No junto a duda de que la situación económica y personal de una persona que no puede satisfacer sus deudas y recibe el acoso de sus acreedores, puede volverse realmente agobiante y abrumadora, pero, por suerte, hay abogados expertos que trabajan para resolver estos problemas cuanto antaño y liberar a sus clientes de la totalidad o de gran parte de sus deudas para que puedan retornar a iniciar la vida que merecen, como es el caso de Albedrío Sin Deudas”, concluye Eloy Rodríguez Esmerats, abogado colaborador de Voluntad sin Deudas.
La Ley 25/2015 prevé esta posibilidad para permitir que aquél que lo ha perdido todo por haber liquidado la totalidad de su patrimonio en beneficio de sus acreedores, pueda verse liberado de una parte de las deudas pendientes tras la liquidación.
Esta primera escalón tiene como finalidad alcanzar un acuerdo extrajudicial de pagos con los acreedores mediante la intervención de una figura imparcial y experta (mediador concursal).
Y en el artículo de ahora vamos a hablarte de cuáles son esos requisitos y quién puede acogerse a esta ralea para abolir sus deudas.
En caso de no haya acuerdo con los acreedores, para solicitar la ralea de segunda oportunidad al Magistratura de Primera Instancia, sí es obligatorio tramitarlo a través de un abogado.
Es asegurar, se inicia un trámite jurídico para que sea el Magistrado de Primera Instancia el que fije la deuda que se le perdona al deudor y el plan de pagos para el resto de deudas.
Restricciones en el patrimonio. Es posible que se imponga una restricción temporal al deudor para disponer de su patrimonio sin autorización procesal, restringiendo casi cualquier acto patrimonial.
La entrada de los concursos sin masa ha sido muy polémica hexaedro que una de sus peculiaridades es que no es necesario contar con la figura del administrador concursal, el profesional encargado de resolver el concurso de acreedores, para la resolución del encono.
La Clase de segunda oportunidad introduce la regulación de un mecanismo efectivo en beneficio de las personas físicas destinado a modular el rigor de la aplicación del artículo 1911 del Código civil, que implica objetar de las deudas con capital presentes y futuros.
Me Abogados cancelación deudas Barcelona llevaron mi asunto de segunda oportunidad. Por malas decisiones anteriores había acumulado importantes deudas y los bancos me estaban presionando mucho.
En este sentido, la desidia de una figura tan relevante como la del administrador en los concursos favorece, en ocasiones, a un uso fraudulento de la clase de segunda oportunidad. Como señala Luis López, en la ejercicio se producen distorsiones en la aplicación de esta reglamento. “Muchas sociedades dan de desprecio sus activos o proceden a una cómputo ruinosa de los mismos con la confianza de que los acreedores no consultarán ni el BOE ni el Registro Notorio Concursal y no podrán solicitar en tiempo el nombramiento de administrador concursal.
Para Laura del Campo, abogada experta en derecho procesal de Clifford Chance, esta medida carece de sentido porque coloca a los acreedores privados en una situación más desfavorable y podría convertirse “en un coladero para abusos y sobreendeudamiento”. “No es justo que se traslade a los acreedores, que son los principales afectados por la situación de sobreendeudamiento del deudor persona física, la responsabilidad de tomar la osadía de requerir a un administrador y hacerse cargo de su coste”.